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Zapatitos x dos

  • Foto del escritor: Clara DAngelo
    Clara DAngelo
  • 18 feb 2022
  • 2 Min. de lectura

Para los seguidores de la saga “los zapatitos del cole” y después de un afligido silencio de dos años, hemos vuelto. Y sí, ahora es zapatitos por dos.

Todavía no sé bien por qué se ha instalado como un ritual, pero lo que si sé es que estos rituales o costumbres familiares nos dan alegrías, emoción y seguridad.

Así lo fue ayer, obviamente este año, incluimos a Libertad en la compra de sus primeros zapatitos para el jardín.

La primera parada fue en la habitual zapatería, me llamó la atención ver que la vidriera solo exhibía una liquidación de sandalias y zapatos de verano, no obstante entramos muy decididas y con el entusiasmo intacto.

-Hola, qué tal? ¿Qué calzado escolar tienen? - pregunté tímidamente.

-No, ya no..puede quedar algún número suelto pero casi nada -respondió el dueño, con cara de duelo y resignación.

Pues bien, la famosa zapatería en donde varias generaciones de Belgrano hemos comprado los zapatos de primaria y secundaria, forget it... Dos años sin clientela remataron al bochinchero febrero que supo estar colmado de niños entre pilas de cajas y medias sueltas.

-Bueno, no importa, no se preocupen, vamos a encontrar en otro lado. - les dije con toda seguridad

Nina y Libertad todavía no comprenden los avatares de la economía argentina ni las desilusiones de la gente mayor, con lo cual me siguieron lo más campantes.

Luego de consultas por distintas sucursales, números faltantes, buscábamos negro y había marrón, por fin lo conseguimos. Incluimos la prueba del dedo, la infaltable duda de si era mejor un número mas y si la media era la adecuada para la prueba.

Libertad corrió por el local, trepó sillas y los consideró propios antes de pagar. Nina más consciente hizo varios ensayos y decidió convencida.

Seguramente este relato es solo una excusa para reflexionar sobre la importancia de la vuelta a la escuela, tan esperada y necesaria, la satisfacción enorme que me genera ver el buen ánimo, el interés por aprender y las ganas de compartir con sus pares un año de novedades.

El estreno no se hizo esperar ya que teníamos por delante una preciosa oportunidad, la noche de Disney en el Teatro Colón.

Un plan perfecto, brillaron los zapatos, la música y el alma y un propósito claro, rescatar las buenas costumbres, estimular el amor por el arte y acompañarlas siempre.

¡A caminar se ha dicho!


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