Bergen
- Clara DAngelo
- 14 ago 2017
- 1 Min. de lectura
No es de buen turista confesar haber dormido la siesta pero de verdad a esta altura, lo estábamos necesitando.
Las camas aquí son irresistibles, colchones que se acomodan exactamente a nuestras formas y alivian todos los dolores que padecemos los +55, por no decir los que superan o pisamos los sesenta.
Edredones como nubes, blancos y con el peso exacto como para sentirnos abrazados.
Llevamos un ritmo intenso de viaje y creo que hoy además nos contagiamos de los noruegos que sin dudar son naturalmente "indoors"
Aquí en Bergen llueve 360 días al año y a nosotros no nos tocó ninguno de los cinco restantes, hasta aquí las justificaciones correspondientes.
Es una ciudad hermosa, con un puerto encantador pero saturado de turistas.
Enormes cruceros llegan cada día desembuchando miles de personas que acuden en masa al teleférico, al mercado del pescado y a buses "hop on hop off" para una visita panorámica.
Los exteriores quedan reservados al turismo mientras que los interiores a los noruegos, salvo cuando sale el sol.
Disfrutan del confort de sus hogares con diseños exquisitos y todo de fabricación nacional.
Lo importado aquí no cuenta, por lo tanto olvidarse de Zara y HyM, a las mujeres poco les importa la moda y son libres de tacos altos.

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