Boca chica
- Clara DAngelo
- 14 ene 2017
- 1 Min. de lectura
La piel del mar esta crispada.
Hilachas de espuma invaden su superficie, algo le pasa.
Su alma está inquieta. Ni el cielo, ni el sol rutilante son capaces de calmarlo. Fue en la noche que la angustia lo invadió? La gente camina por su borde sin reconocer su malestar, lo esperan todo de él.
Algunos ávidos por recibir la caricia fresca para su piel apasionada, otros lo contemplan desde lejos y reclaman el espectáculo para su mirada nostálgica o aquel intrépido nadador, que va en busca de sus olas majestuosas y constantes.
Hoy, nada puede darles, perdió su color verde liso de terciopelo que los navegantes se encargan de manchar con sus velas blancas. Las gaviotas intentan comprender.
Las últimas nubes se alejan, prefieren no saber. Hoy el mar está en conflicto y nadie lo acompaña, solo el viento, implacable guionista de su dialogo interior.

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