Can´t stop the feeling
- Clara DAngelo
- 6 mar 2019
- 1 Min. de lectura
Siguiendo con la saga “Soy abuela, me deleito al observarlas y escribo” no se van a salvar de un pequeño relato en el día de hoy. Llegué bien temprano a la puerta de la escuela para verla venir de lejos y así descubrirla luminosa, de uniforme, con las trenzas cosidas por las manos seguras de su mamá, sus zapatitos nuevos y respaldada por su papá. En momentos como estos, no sé ustedes, pero a mí, se me aprieta la garganta, mis ojos se inundan y bautizan de felicidad la escena. En el patio del colegio nos esperaban la directora, las maestras y de fondo sonaba un tema de los Beatles en modo bossa nova que como un bálsamo alivió la ansiedad de esa mañana. Los chicos entraron primero para conformar los grupos, 1º A, B y C, tomar contacto con sus maestras en la intimidad del aula, dejar sus mochilas y así ya como dueños de casa, salir nuevamente al patio saltando y bailando “Can’t stop the feeling” para regalarnos una sonrisa y un orgullo desbordante. Nadie formó fila ni tomó distancia, la directora no los aburrió con un discurso pero los acogió con las palabras justas, no cantaron himnos y la bandera ya flotaba sobre el cielo azul. Conocimos su aula, abrazándola nos despedimos y coincidimos en el gran mensaje que al oído le dejo su mamá: “Estudiá pero divertite” Por eso, Nina maravillosa, que puedas gozar de esta etapa, respetar a tus maestros y por sobre todo, crecer y compartir la vida entre buenos amigos.

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