Noruega
- Clara DAngelo
- 15 ago 2017
- 1 Min. de lectura
Hoy fue un largo día, comenzamos a recorrer los fiordos de Noruega por agua y por tierra.
Arrancamos a las ocho de la mañana y llegamos a destino a las nueve de la noche. Cansados? para nada, regalos? muchos.
Casitas de colores con techos de pizarra desparramadas en la montaña como si hojeáramos un libro de cuentos, pequeñas iglesias medievales de madera, cascadas, ríos con fuerza, un arco iris que teníamos miedo de señalar para que no desapareciera nunca, un túnel de veinticinco kilómetros de largo esperando el final para la mejor de las fotos, un cuento noruego de Trolls relatado por nuestra guía española mientras recorríamos un largo tramo, navegar el fascinante fiordo de Sogne, comer el mas rico salmón que hubiera imaginado, encontrar una biblioteca en cada pueblo para pasar el invierno, que la luz del día no se acabe nunca y que una bella adolescente nos ofrezca bandejitas de frambuesas por cuarenta y cinco coronas
Ya es la medianoche, y necesito dormir, porque soñar hoy lo hice despierta.

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